Cuando el verano acabe tal vez nos vamos a ver una piel más bronceada, pero no olvidemos que el sol a partir de los 30 años no nos beneficia porque adelanta el proceso de envejecimiento cutáneo y nos deja manchas oscuras, poros dilatados y cuperosis, en algunos casos.
Gracias a los avances en medicina estética hoy en día contamos con varios tratamientos muy efectivos que erradican esas antiestéticas manchitas o que cierran sustancialmente los poros dilatados.
Hoy quiero hablaros de la luz pulsada también llamado fotorejuvenecimiento. Un tratamiento que en tan solo una hora va a darle a nuestro rostro una dosis de juventud y belleza fantástica.
Si tenéis alguna duda al respecto podéis dejármela en los comentarios de Facebook y os la resolveré lo antes posible.
Fotorejuvenecimiento
El paso de los años y la exposición masiva al sol provocan la aparición de manchas, áreas enrojecidas y descamativas en nuestra piel. Además, se produce una atrofia cutánea que afecta a la epidermis, la dermis, así como al tejido graso subcutáneo.
Todo este deterioro de la piel y lesiones o irregularidades se pueden tratar independientemente, cada una de ellas con un procedimiento o método terapéutico determinado, o con un sistema que reune y combate todas las lesiones al mismo tiempo: el fotorejuvenecimiento mediante luz pulsada.
Este tratamiento es ideal cuando nos encontramos con pieles que presentan alteraciones pigmentarias por toda la cara, más conocido como lentiginosis.
La luz pulsada es una fuente lumínica de alta intensidad que abarca un rango más o menos estrecho de colores que producen un efecto diferente en la piel. De ese modo, la luz actúa como un bisturí inteligente y barre todas las estructuras indeseables o lesiones oscuras de la piel.
El fotorejuvenecimiento disminuye el tamaño de los poros y la profundidad de las arrugas, ayuda a sintetizar nuevo colágeno en la dermis, reduce las manchas tanto marrones como rojas y mejora la textura de nuestra piel.
El procedimiento se realiza sin necesidad de bajas laborales y en varias sesiones de aproximadamente 30 minutos.
El paciente debe acudir al tratamiento preferiblemente sin maquillaje o sin autobronceador en la zona donde se vaya a realizar el tratamiento. Acto seguido se coloca una pequeña cantidad de crema anestésica para mayor comodidad de la sesión de tratamiento. Una vez actúa ésta, se limpia la piel y se coloca un antifaz para protección ocular, así como un gel conductor. Acto seguido se realiza el tratamiento mediante luz, terminado el cual se limpia nuevamente la cara.
Las sesiones se repiten según indicación del médico y los resultados se observan desde la primera sesión. Si no tenéis problemas muy acusados de manchas con una o dos sesiones es suficiente, si en cambio vuestro caso requiere más trabajo, se podrían llegar a realizar un total de 6 sesiones repartidas a lo largo de 18 o 24 meses.
Se debe tener en cuenta de no realizar el tratamiento en la piel recientemente bronceada y fuertemente pigmentada. También se ha de tener cuidado con no realizar el procedimiento en una piel manchada o cubierta por un autobronceador porque aún agravaríamos más el problema.
Al acabar la sesión de tratamiento surgen pequeñas escamas o costras que se van secando y desprendiendo entre 1 y 3 semanas después. Algunas de las zonas tratadas pueden quedar más oscuras o claras durante un tiempo, cambios todos ellos normalmente pasajeros.
El fotorejuvenecimiento es un sistema idóneo para tratar la piel, eliminar las consecuencias del paso del tiempo y la exposición solar sin apenas tiempos de baja.
También se aplica la microdermoabrasión, como complemento ideal de esta terapia. Es ideal recomendar un tratamiento de hidratación el día anterior o mismo día que la Luz Pulsada. Nos permite preparar muy bien la piel, aportando el nivel de hidratación necesaria. De esta forma, una vez finalizada la sesión de luz pulsada, la piel se regenera más fácilmente y aparece luminosa y radiante mucho antes.