Obviamente es el sueño de todo mortal del siglo XXI, eso de poder comer lo que queramos sin que la báscula nos pase la factura es un lujo que no todo el mundo puede permitirse.
Hoy vamos a hablar de este apasionante tema, me he documentado y quiero compartir con vosotr@s lo que he averiguado al respecto, espero que lo disfrutéis! 🙂
Los científicos llevan varios años divulgando que los horarios de las comidas son fundamentales para llevar a cabo estrategias de pérdida de peso. Por mucho que te esfuerces por elegir alimentos sanos engordarás más si los consumes justo antes de acostarte pero, además, es más probable que tus elecciones alimenticias sean peores si tus horas de comer no llevan un orden.
Existe ya el suficiente rigor científico como para afirmar que la cena no debe tomarse en las tres horas anteriores a irnos a la cama (si no queremos, claro está, engordar más de lo que lo haríamos si la tomáramos antes), pero un grupo de científicos estadounidenses cree que la clave no reside en adelantar la cena, sino en fijar una franja horaria en la que se celebren las comidas, para reservar unas horas en las que no se coma nada. Y la longitud óptima de esta franja parece ser de doce horas. Por ejemplo, si desayunamos a las ocho de la mañana, deberíamos acabar de cenar a las ocho de la tarde, y no volver a comer nada hasta el día siguiente.
Los científicos llevan varios años investigando en ratones el impacto de las restricciones horarias en la dieta y sus conclusiones están siendo muy clarificadoras. En un primer experimento formaron dos grupos de ratones: unos tenían acceso a una dieta rica en grasas durante todo el día y otros podían acceder a la misma comida, pero sólo durante una franja de ocho horas. Ningún ratón hacía ejercicio, pero los ratones que podían comer a todas horas pronto se volvieron gordos y enfermos, con síntomas de diabetes. Los del otro grupo, sin embargo, ganaron muy poco peso y no desarrollaron problemas metabólicos.
Las mismas calorías pero en distintos horarios
Hablaron de un nuevo experimento, en la revista Cell Metabolism, los investigadores han decidido complicar las variables. En esta ocasión han formado cuatro grupos de ratones, con cuatro dietas: una rica en grasas, otra rica en fructosa, otra rica en grasas y fructosa y otra con pienso para ratones. Algunos de los ratones de cada grupo pudieron comer sin restricciones y otros sólo podían acceder a la comida en periodos de 9, 12 o 15 horas. Pero, el número total de calorías ingeridas fue el mismo para todos los ratones.
Al finalizar el experimento, como ocurrió en el anterior estudio, los ratones que podían comer a todas horas eran obesosy tenían enfermedades metabólicas, en todos los tipos de dieta. Pero los ratones que sólo comieron en un periodo de 9 o 12 horas se mantuvieron delgados y saludables, incluso cuando se les permitió comer a deshoras los fines de semana. Y ahí no acaba la cosa: algunos de los ratones del grupo del bufé libre fueron seleccionados para pasar al horario restringido y perdieron gran parte del peso que habían ganado.
Aún no sabemos por qué los horarios de las comidas tienen un impacto tan importante en nuestro metabolismo, pero el doctor Panda cree que la alimentación tiene, incluso, un mayor efecto sobre los ritmos circadianos que las horas de luz. Y lo que sí sabemos es que nuestro reloj biológico afecta a las funciones de los genes de nuestro cuerpo que están involucrados en el metabolismo.
Hasta el momento el grupo de Panda sólo ha hecho estudios con ratones, pero el investigador está convencido de que sus resultados son aplicables a los humanos. La conclusión: en la medida de lo posible trata de comer durante un periodo de 12 horas y recuerda que este empieza desde que tomas el primer sorbo de café en el desayuno.