¡Las grasas son imprescindibles! Sin sal no hay comida que resuilte sabrosa, por no hablar de los estupendos efectos que nos aporta una cerveza después de trabajar. La buena noticia es que la clave no está en dejar de lado las grasas, la sal, el azúcar y el alcohol, sino en consumirlos con más moderación. ¿Por qué? A continuación te explico:
GRASAS
Aquellos que consumen muchas grasas ponen en riesgo su hígado porque promueven el almacenamiento de las grasas en las células. El consumo descontrolado puede derivar en una esteatosis hepática, también conocida como hígado graso, que con el tiempo se puede infectar. Dado que muchas personas no saben que tienen un hígado graso, se recomienda consultar con regularidad al médico y controlar los valores hepáticos. Muchas enfermedades hepáticas pueden transformarse en una cirrosis o en un carcinoma si no se las controla.
Y esto no acaba aquí . El consumo excesivo puede generar sobrepeso, que a su vez aumenta el riesgo de muchas enfermedades. Quien ingiere demasiados ácidos grasos saturados se expone a sufrir una alteración del metabolismo de los lípidos, que podría derivar a su vez enfermedades cardiovasculares.
La mayor parte de la ingesta de grasas diarias la encontramos en el consumo de manteca, margarina y aceites, que suele representar un 30 %. A eso se suma un 30 % a través de la carne y un 14 % a través de productos lácteos.
Pero decidir que la grasa es algo prohibido no me parece correcto, porque los ácidos grasos también tienen una función vital, como por ejemplo servir como portadores de vitaminas que son solubles en cuerpos grasos. Lo que sí se recomienda es consumir ácidos grasos insaturados, tal como se presentan en las grasas vegetales y los pescados y, en lugar de comer grasas animales (embutidos, manteca), ingerir grasas vegetales, que además tendrán un efecto positivo en los valores del colesterol. Según los especialistas, basta con ingerir entre 60 y 80 gramos diarios.
AZÚCAR
El azúcar y el almidón se catalogan como carbohidratos y el cuerpo los necesita como fuente de energía. No obstante, el consumo en exceso puede generar sobrepeso. Es aún más delicado el consumo de bebidas azucaradas porque, fuera del azúcar, no suelen contener ningún otro tipo de nutrientes, con lo cual alientan el sobrepeso y aumentan el riesgo de una diabetes de tipo dos.
Además, si bien los carbohidratos son indispensables para el cuerpo, el azúcar no lo es, con lo cual bien se podría prescindir de los endulzantes como la miel y los jugos de frutas a la hora de dar sabor a bebidas o comidas. Con modificar unas pocas costumbres todo puede cambiar para mejor. Muchos optan por la fruta fresca en lugar de las conservas o le ponen cacao a la leche en lugar de comprar leche chocolateada ya preparada. El yogur casero con frutas también es mejor que el yogur comprado. De ese modo es posible evitar el consumo de azúcar en un 70 %
Para finalizar, hay que comentar que consumir demasiado azúcar también es malo para los dientes. Para evitar el riesgo de sufrir caries se puede recurrir a otro tipo de endulzantes. La Organización Mundial de la Salud recomienda para adultos un consumo no superior a los 50-60 gramos de azúcar por día.
SAL
La sal nos produce un aumento de la presión arterial, que a su vez es un factor de riesgo de derrame cerebral. Se dice que lo saludable es ingerir entre 3 y 6 gramos de sal por día. Si la cifra es en cambio de 10 gramos diarios, el riesgo de sufrir un derrame a lo largo del tiempo aumenta en un 25 por ciento.
Pero no se trata de abandonar la sal por completo. ¡Es de una necesidad vital para nuestro cuerpo! Entre otras cosas, el sodio que contiene protege las células, regula el equilibrio hídrico, el metabolismo y la circulación de la sangre.
Para ponerle límites al consumo de sal es mejor no comer productos preparados. Al cocinar uno mismo, se es más consciente de cuánta sal se está utilizando. También es bueno evitar ponerle sal a la comida una vez lista. Una alternativa para darle más sabor a los platos es condimentar con hierbas, pimienta o pequeñas cantidades de ajo.
ALCOHOL
Cuando se toca el asunto del alcohol, reaparece el tema del hígado. Pero además del hígado, el consumo regular de alcohol afecta la capacidad muscular, daña nervios y otros órganos como el páncreas y favorece la aparición del sobrepeso. También puede llevar en casos extremos a trastornos psíquicos y cánceres. Según algunos valores de referencia, la medida máxima estaría en 20 gramos de alcohol diarios para hombres sanos y 10 gramos para mujeres sanas. De todos modos, no se recomienda beber todos los días esa cantidad.
La relación que tienen los progenitores con la bebida marca el comportamiento posterior de sus hijos. Si ven que beber alcohol es parte del “relax” después del trabajo o un elemento que siempre está presente en el “tiempo ocioso”, ellos también adquirirán esos hábitos. Es realmente problemático que los padres beban alcohol cuando están estresados, viendo en el vino o la cerveza una herramienta de diversión o desconexión.