El ictus se produce debido a la interrupción del riego sanguíneo en alguna parte del cerebro, cuando pasa esto puede dejar secuelas físicas importantes o incluso producir la muerte.
Es una de las principales causas de mortalidad en los países desarrollados junto con otras enfermedades cardiovasculares. Por esta razón, nunca está de más poner en práctica una serie de hábitos para reducir el riesgo de padecer ictus.
Hábitos para reducir el riesgo de ictus
Lo que comemos es muy importante. Una dieta equilibrada rica en vegetales tales como el tomate (contiene licopeno, que ayuda a reducir la aparición de trombos), pescado azul, fruta y ajo se convierten en la combinación perfecta para mantener una alimentación saludable.
El ácido fólico es el principal protagonista en muchos de estos alimentos, y es un elemento que reduce de manera considerable el riesgo no sólo a padecer un ictus, también en el caso de infarto.
No hay que dejar de lado las carnes y grasas, son también importantes, pero en menor medida. Lo mismo pasa con la sal, que hay que limitar su consumo y así evitaremos también tener hipertensión, diabetes….
Los productos integrales y biológicos son una opción cada vez más demandada y muy sana para incluir en nuestra alimentación cotidiana.
Por otro lado, es recomendable para prevenir el ictus dejar a un lado los malos hábitos como es el tabaco o el alcohol. En el caso de las bebidas alcohólicas no hace falta suprimirlas del todo, pero sí sería deseable no tomarlas en exceso.
Y, también es fundamental, hacer ejercicio a poder ser cada día. El sedentarismo es algo habitual en nuestra sociedad que hay que combatir para no sufrir problemas circulatorios y cardiovasculares en el futuro. Por ello, acciones tan sencillas como dar un paseo diario o apuntarse a cualquier actividad física que nos guste, repercutirá de manera muy positiva en nuestro cuerpo y en nuestra mente.