Ha discurrido bastante tiempo desde que nos relacionamos y conocemos gente en chats a través de Internet? ¡Cerca de 15 años! Desde el pistoletazo, aún vigente del Messenger del hoy dudoso Hotmail en adelante venimos estableciendo relaciones en tiempo real, pero si el correo electrónico aceleró el ritmo de las relaciones epistolares de todos los tiempos, el chat en tiempo real llegó para agregar fluidez y eliminar bastantes filtros. El primero y más pesado: la ortografía.
Pero a ver… ¿la mala ortografía hace daño a la vista o erotiza? Aunque no lo crean, hay una parafilia asociada a los errores ortográficos. La llaman los especialistas “anortografofilia”.
Hace casi 15 años que, buena parte de la Humanidad conoce gente por Internet, chateando y alcanza límites bastante íntimos, por escrito (los hay desde luego muy dados a escribir auténticos relatos super hot)
Desde ese momento, ciertos miembros de ese groso grupo digital también llegan a “desilusionarse” por escrito y a despedirse de románticos candidatos a parejas antes de conocerse físicamente, por una inapropiada y antiestética hache de más o de menos, una be cambiada por una uve o por esas zetas por ces (que los latinoamericanos no pronuncian pero que es obligado poner en grafía), por no hablar del “lijero” crujir de nuestro corazón (cuando alguien quiso aligerarlo y erró).
Se podría decir que en este grupo tan exigente, también hay quien llega a perdonar unas deserotizadoras diéresis en “paraguas” o “ambiguo”, aunque el rencor queda ahí escondido, preparado para explotar en cualquier otro momento que se produzca el desacuerdo.
De modo que, en los sitios destinados a encuentros puede el/la internauta encontrarse con las presentaciones de siempre (las de quienes se dicen “de trato fácil” y pretenden encontrar chicas/os “normales”, las de los “amigos de mis amigos” y las de las buenas personas, las que quieren volver a desear y sentirse deseados/as, o que buscan complicidad, diversión e incluso erotismo) y, además, con los textos introductorios de quienes integran esta categoría de los exigentes de la lengua.
Ya sabemos que en estos foros las relaciones empiezan por escrito, algunos advierten ya desde su perfil que prefieren que no contacte con ellos/as nadie que escriba “hiba”(por iba o por IVA) o “ilución” (por ilusión). Y así creen cerrar la puerta a un cruel chat de desilusiones (aunque por lógica la persona que no tiene buena ortografía difícilmente se dé por aludido con ese tipo de mensajes de advertencia).
La cuestión es que muchos de los que nos movemos en el mundo digital y en el verbo escrito sabíamos de estas fobias, pero pocos habíamos escuchado hablar de una filia asociada a los errores ortográficos. La parafilia, que figura en el glosario de parafilias del libro Perversiones de la Editorial Traspiés, en su colección Vagamundos, es la anortografofilia.
Este libro y Pervertidos, ambos de la misma editorial y de reciente publicación, llevan por subtítulo Breve catálogo de parafilias ilustradas y contienen relatos breves e ilustraciones que versan sobre asuntos bastante comprometedores.Entre ellos, baste mencionar la agorafilia (atracción por realizar el acto sexual en lugares públicos); la biandria (relación sexual entre una mujer y dos hombres); la crematistofilia (el estímulo consiste en pagar por sexo o sufrir un robo por parte de la pareja); la quinunolagnia (la excitación solo se produce al exponerse a situaciones de peligro); el retifismo (fetiche por los zapatos) o la extraña filofilia(excitación con la filosofía), que inspira un cuento llamado Bésame, Platón, que lleva la firma del consagrado Andrés Neuman, por ejemplo.
De acuerdo con la explicación que nos ofrece la Real Academia Española (RAE) la razón es simple. Parafilia es una desviación sexual; además, se dice que parafilia describe tipos de comportamientos sexuales donde el placer no se encuentra en la relación sexual misma sino en alguna otra cosa o actividad que la acompaña.
La anortografofilia o excitación por las faltas de ortografía es una de las muchas filias descritas e ilustradas en los libros “Perversiones” y “Pervertidos”.
Pero si leer “nos vemos por hay” (en vez de ahí) a algunos nos mata la pasión, jugar con la redacción y la ortografía también puede ser estimulante. Pero y qué tal si mezclas creatividad y osadía. Podría ser una combinación perfecta para invitar a hacer crecer la libido.