sábado , abril 20 2024

Primera Escapada En Pareja. Determinante Para El Futuro

Se aproxima el momentazo…tic tac…tic tac…Los nervios están ahí latentes porque esos días juntos pueden marcar un antes y un después con vuestra pareja. Lejos de la rutina, sea en el mar o en la montaña, cada uno se muestra tal y como es, sin máscaras. Una etapa importantísima para vosotros.

Esta primera escapada juntos con la que habíais fantaseado tanto, está ahí. Y sin embargo, a medida que se va acercando el momento de la partida, los sentimientos se vuelven ambivalentes y surgen las dudas:  ¿Y si no tenemos nada que decirnos? ¿Y si no nos entendemos?”. Todas estas preguntas son inevitables.

Ya sea un fin de semana en la costa o unos días en el Pirineo, el primer viaje es siempre una prueba decisiva para la pareja: imposible ya quedar en función de nuestro humor; difícil, también disimular nuestra tendencia al desorden o a levantarse tarde.Al apuntarnos a esta escapada en pareja, apostamos a favor de una intimidad compartida durante las 24 horas al día. Esta primera escapada es la más delicada. Estamos en la etapa del enamoramiento, donde idealizamos a la pareja. Queremos dar lo más postivo de nosotros y esperamos mucho de la otra persona, en la que hemos puesto grandes esperanzas. Sin embargo, al cabo de unos días, va aflorando nuestra verdadera naturaleza. Al aceptar este viaje, aceptamos en cierto modo lavar nuestros “trapos sucios” delante del otro, mientras que nuestra pareja hace lo propio. Es como rubricar un acuerdo tácito de confianza, como decidir, de mutuo acuerdo, quitarnos el antifaz y mostrarnos tal y como somos realmente. Cuando no compartimos esta intimidad en la vida cotidiana, no sabemos realmente quién es el otro ; proyectamos  una imagen sobre él idealizada, que a menudo no se corresponde con la realidad.

La forma de tomar el café, de acaparar el cuarto de baño durante una hora cada mañana… son detalles que pasan desapercibidos cuando se realizan en el día a día de nuestra vida cotidiana. En vacaciones, sin embargo, los enamorados tienen el privilegio de poder vivir sin prisas, de tomarse todo el tiempo del mundo para realizar estos gestos rutinarios. La escapada se convierte, entonces, en un puesto de observación único para cada uno de los dos. Fuera de casa, se muestra la realidad del otro. Tengo un amiga que me cuenta su experiencia: “Llevaba ya seis meses con mi chico cuando decidimos hacer una escapadita a París. Dormía en su casa a menudo durante la semana. Estaba convencida que pasaríamos un inolvidable fin de semana juntos. Pero fue un desastre. Él se había mostrado siempre muy activo en nuestra ciudad y, sin embargo, allí me topé con alguien al que nada le interesaba y que lo único que hacía era quedarse en la cama hasta las doce del mediodía y que se quejaba de que le dolía todo el cuerpo en cuanto andábamos más de diez minutos. Fue lamentable”.La pareja se expone a un entorno desconocido. Sin puntos de referencia, cada miembro de la pareja muestra esos lados de su personalidad que hasta ahora, en encuentros más fortuitos e intermitentes, no había tenido ocasión de expresar. Como su capacidad de iniciativa, de valor o de fantasía tan necesarios después para el futuro entendimiento de la pareja en el día a día.

LA SEXUALIDAD A EXAMEN

En su propia casa, cada uno es dueño de su espacio y planifica su ritmo de vida en función del trabajo y de la familia. Por el contrario, durante un viaje no somos nosotros los que organizamos nuestro entorno: es el entorno el que marca las pautas. Se trata de una reoganización aleatoria que ya no está enmarcada por el tiempo y las obligaciones, sino por el placer y los caprichos que desee tener la pareja. De hecho, es en vacaciones cuando descubrimos realmente el deseo del otro. Tenemos más tiempo para multiplicar las siestas cortas y descubrir nuestros cuerpos, nuestras ganas y nuestros ritmos sexuales. Es también una etapa determinante para el futuro de la vida sexual de la pareja.En la atmósfera idílica del viaje es habitual que el deseo se exalte con mayor facilidad. Asimismo, nos enforzamos en adaptarnos al modelo que la otra persona espera de nosotros, aunque para ello sacrifiquemos un poco nuestra verdadera naturaleza.Son necesarios al menos cuatro días para que los amantes salgan de la dimensión idílica de las vacaciones y comiencen a crearse sus propios puntos de referencia. Pasado este tiempo, es cuando se empieza a funcionar más como unidad, que como dos entes individuales. Es entonces cuando el viaje puede convertirse en el comienzo de una aventura de larga duración. Así se empieza a crear una historia común, aunque un viaje no sirve como prueba de lo que podría ser la convivencia diaria, sí sirve para conocerse, porque durante este tiempo se negocian algunas cosas. Determina el futuro de la pareja y da comienzo a una historia común.Más tarde, la pareja podrá evocar estos recuerdos de vacaciones al volver a mirar las fotos que hagan. Porque es, a menudo, lejos de su hogar, donde la pareja habla abiertamente de sus planes de futuro inmediato o a medio plazo.

 

 

 

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