¿Qué ocurre cuando ambos miembros de la pareja están enganchados a alguna red social y llega el final de la relación? Y más cuando ésta se ha producido por decisión unilateral y no por acuerdo tácito..
Las redes sociales son geniales: ágiles, dinámicas, con una cantidad bestial de información y súper entretenidas, las usamos tanto para colgar fotos de las últimas vacaciones, como para deleitarnos con vídeos de mascotas adorables, pasando por sus otras incontables formas de perder el tiempo sin tener mala conciencia. Pero probablemente la clave del espectacular éxito de estos medios no sea otra que su mejor aplicación: el permitir abandonarnos al siempre morboso ejercicio de cotillear las vidas ajenas.
Si ya dilapidamos nuestros carísimos minutos espiando la boda de nuestra amiga del tercero segunda, o el viajazo a Cancún de un ex compañero de colegio al que no hemos visto en 20 años, no es de extrañar que a la hora de asomar la vista al escaparate cibernético de nuestras ex parejas, los minutos se conviertan en horas e incluso en algunos casos, en días. Y si tenemos la dudosa suerte de que dicha ex pareja sea un usuario activo, la obsesión está servida en bandejita de plata.
Puede que te limites a observar desde el cybersilencio los movimientos virtuales de tu ex, intentando dilucidar si todo lo que publica tendrá una especie de mensaje encriptado dirigido a ti. Y también puedes hacer algo aún peor que eso: entrar al trapo…
Si tenéis buenos amigos con un buen criterio como para aconsejaros quitar o bloquear a vuestros ex novios de las redes sociales, no dudéis en hacerles caso, a menos que os resulte indiferente mantener a esa persona en dichos medios. No es recomendable si os encontráis en los estados más obsesivo-compulsivos de una ruptura y mucho menos si sentís que no podéis controlar la insaciable curiosidad de saber lo que hacen vuestros ex.
Al fin y al cabo, lo importante no es seguir siendo amiguitos en Twitter, o ganar los supuestos combates de frases estúpidas, o quedar bien o hacer como que se es impecable, educado y maduro: lo que importa más es recuperaros lo antes posible y evitar innecesarios epílogos para un sufrimiento que no debiera ser mayor, ni durar más tiempo del estrictamente necesario. Todo lo que no tenga que ver con ello, es absurdo. Lo que es relevante y trascendente en tu vida es lo que está ocurriendo fuera de las redes sociales, no dentro de ellas.
Lanzarse puyas entre ex parejas, y perderse en espionajes virtuales es muy tentador, pero siempre va a sumar más días y horas al tiempo en el que te encontrarás hecho o hecha una piltrafilla humana. Si has de alimentar tu ego, intenta darle alimentos de calidad: saber estar, dignidad y amor propio.